Tocando la Sinfonía del horror por el barrio de la noche más fría
La moronga liquida empezó a correr mientras los cuerpos todavía calientes con los últimos estertores, los rostros desfigurados, con muecas de horror, se les escapaba la vida, no ocultaban desesperación, un frío también porque se les extinguía el halito de vida, aquellos malandros ya no cargarían los peregrinos por este año, y para el Johnny…